editorialEmpezamos el mes de agosto y eso se nota en la calle. Mañanas de playa y tardes y noches de terrazas. Esperamos que disfrutéis de unas merecidas vacaciones a los que empezáis ahora y muchos ánimos a los que ya las habéis hecho y regresáis o sencillamente no os vais.
Este verano además es olímpico. Como sucede cada cuatro años todos los países se disponen a ser representados por sus mejores deportistas en los Juegos Olímpicos. Son la élite del deporte y millones de ojos estarán puestos en ellos.
A este selecto grupo no se llega sin más. Hay detrás un esfuerzo diario y también una buena dosis de talento innato. Pero además de todo eso, estos deportistas necesitan otra cosa vital. Ya sean atletas de deportes de equipo o individuales todos ellos necesitan contar con un entrenador que logre sacar lo mejor de ellos.
Para lograrlo debe ensalzar sus virtudes y ayudarle a mejorar en sus puntos débiles. Debe estar a su lado en los buenos momentos pero también asumir su responsabilidad en las derrotas. Por encima de todo ha de ser un gran motivador y para ello debe haber estado en el lado del deportista para poder saber que siente, para hacerle más llevadera la presión ante la dureza de la competición. Debe entender que detrás del atleta hay una persona con sus preocupaciones personales y sus ilusiones. Solo de esta manera se puede preparar a un campeón.
El deporte en muchos aspectos es un reflejo de la vida real y por lo tanto también del funcionamiento de un negocio.
Si quieres que tu negocio pueda aspirar al éxito debes tener a tu lado a los mejores y eso solo se consigue teniendo a buenos responsables de equipo que motiven y alienten a mejorar, que escuchen y actuen ante los desafíos diarios y sepan ponerse en la piel de sus compañeros.
La plata está bien pero por qué conformarse con ella pudiendo ganar el oro. Grup VIVÓ