EDITORIALPermítanme que quién escribe esta editorial desde hace ya más de diez años la personalice por una vez. Quisiera dedicar este espacio, que es para mí el alma de esta revista, a rendir mi pequeño homenaje a Joan Vivó Fusté, uno de los hermanos fundadores de esta empresa y por encima de todo mi abuelo y que nos dejó el pasado mes de febrero. Siempre fue una persona sencilla, de pocas palabras que demostraba lo que valía con su esfuerzo, trabajando siempre sin descanso i tratando a todas las personas siempre con respeto. Jamás le recuerdo ni una sola palabra de queja o de dolor pese a las adversidades que le pudiera haber dado la vida y así se fue también, sin ruido, sin quejas, en paz. Como decía el poema de Antonio Machado He andado muchos caminos: “[…] Y en todas partes he visto gentes que danzan o juegan, cuando pueden y laboran sus cuatro palmos de tierra. Nunca si llegan a un sitio preguntan a dónde llegan. Cuando caminan, cabalgan, a lomos de mula vieja y no conocen la prisa ni aun en los días de fiesta. Donde hay vino, beben vino; donde no hay vino, agua fresca. Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos, descansan bajo la tierra.

Seguiremos luchando como tú nos enseñaste. Joan Vivó Solsona