EDITORIALCada día estamos más inmersos en las nuevas tecnologías y a las innovaciones, incluso en el mundo de la restauración. La cocina moderna, más minimalista e inventiva, tiene más reconocimiento mundialmente, como este año que El Celler de Can Roca ha vuelto a ser el mejor restaurante del mundo.

Todas estas innovaciones y adelantos son fundamentales para ir reinventándonos y creciendo hacia nuevas técnicas. Pero no podemos caer en la trampa de olvidar la cocina tradicional, la cocina de cada pueblo y cada región. Más todavía en un mes como este que se celebra una fiesta tradicional cómo es Sant Joan, un día de reunión familiar. Un día en el que todo el mundo se sienta a mesa alrededor de la coca de Sant Joan, una botella de Cremat, y una de cava.

Cómo siempre se tiene que encontrar el equilibrio adecuado entre la tradición y la innovación, una sin el otro no podrían existir, y en épocas como Sant Joan todo el mundo recuerda la cocina casera. Cuando nos reunimos con familia en un restaurante buscamos recordar aquellas cenas caseras de la abuela y que nos traen tanto buenos recuerdos. Pero cómo hemos dicho no tenemos que olvidar que una cocina sin la otra no la podríamos entender. GrupVIVÓ